Ya se encuentra en la Biblioteca la obra cedida por el artista Arq. Giancarlo Puppo. Ésta, forma parte de un Tríptico de "corralitos":
El C
ORRALITO EN MILÁN (en custodia del autor),
EL CORRALITO EN AMSTERDAM (obra cedida a nuestra Biblioteca) y
EL CORRALITO EN BUENOS AIRES (obra en el Museo Histórico Saavedra).
EL CORRALITO EN AMSTERDAM
Traducción al español- original en italiano.
...Curiosamente, en Holanda está ocurriendo algo similar. Pero ésto se explica por el hecho
de que la crisis es global. Aquí también los campesinos y ganaderos llevan consigo sus
animales y herramientas, pero planean dejarlos libres en las inmediaciones para pastar.
En la ciudad, por supuesto, esto se prohíbe rápidamente; alcanza con imaginar a las
vacas comiéndose las plantas de las ventanas, las flores; y a las cabras, las ovejas y los
cerdos engullendo la basura mientras hurgan en los cubos de basura…
Estos criadores cargan sus animales con gran esfuerzo, en botes y vaporettos en medio
de la ira y la indignación de los marineros, de los viajeros que son ensuciados y
embarrados y empujados.
Al contrario de lo que sucede en Argentina, los bancos en Ámsterdam no pierden el
tiempo con montajes; prefieren la mejora de los servicios, adecuándolos a las nuevas
necesidades. Sin vallas, alguna que otra planta y más bien: dos bombas exteriores para
lavar a los animales, dos máquinas semiautomáticas para ordeñar y una pequeña
quesería para procesar los lácteos.
Así es como los bancos de Ámsterdam están muy ordenados y limpios; olor a bestia y
estiércol, ni soñarlo; los animales se bañan en el exterior, antes de entrar, mientras los
clientes esperan su número de gestión que les ha sido asignado al llegar.
En Ámsterdam, las máquinas automáticas las han puesto para ordeñar ganado por
necesidad. Los clientes de la ciudad no podían soportar el gemido de las bestias que
rebalsaban de leche, mientras sus dueños los ignoraban ocupados en los mostradores.
Incluso hubo algún gerente que propuso juegos para los animales... pero una seria mirada de los directores lo silenció de inmediato. En cambio, fue bien recibida la propuesta de utilizar leche ordeñada, abriendo pequeñas queserías junto a las oficinas del banco y ofreciendo los quesos como premio para los clientes más distinguidos, más fieles...y también para los empleados.
Pero en fin, siempre están los clientes que se quejan de las bestias, de su descortesía, y
también los que dicen que la leche extraída se la deben pagar a los dueños de las
bestias…así que tampoco allí es el paraíso.